Una nueva guía publicada hoy por la OMS señala que el objetivo final sería disminuir a menos de 5% la presencia de esos azúcares en la alimentación diaria, lo que equivaldría a 25 gramos o seis cucharaditas en total.
Los azúcares libres se diferencian de los azúcares intrínsecos que se encuentran en las frutas y las verduras enteras frescas. Como no hay pruebas de que el consumo de azúcares intrínsecos tenga efectos adversos para la salud, las recomendaciones de las directrices no se aplican al consumo de esos azúcares.
Los productores de alimentos y bebidas a menudo añaden azúcares libres como la fructosa sin que los consumidores se den cuenta.
El doctor Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición para la Salud y el Desarrollo de la OMS, explicó que existe evidencia de la reducción del consumo de azúcares libres a menos del 10% de la energía disminuye los riesgos de exceso de peso, obesidad y caries.
“Los cambios de política para apoyar esta iniciativa serán claves para que los países cumplan con el compromiso de cortar la incidencia de las enfermedades no transmisibles”, apuntó.
De acuerdo con la OMS, la ingesta de azúcares libres varía según la edad y el país. En Hungría por ejemplo, representa entre el 7% y 8% del consume calórico, mientras que en Portugal alcanza el 25%.